La pandemia generada a partir del Covid719 ha traído consecuencias en todos los ámbitos de nuestras vidas, nos obligó a cambiar de hábitos, de espacios, y sobre todo nos hizo lidiar con la preocupación y la incertidumbre sobre el futuro. Para los adultos, las preocupaciones constantes ocasionadas por el estrés de la vida diaria y la rutina son el pan de cada día, sin embargo en el caso de los niños y niñas, el escenario es diferente. Si para un adulto ha sido agobiante aprender a vivir en cuarentena, confinados a un sólo espacio, para los más pequeños de la casa también lo ha sido, y más aún cuando no reciben la atención necesaria.
La experiencia de permanecer encerrados por periodos largos de tiempo es una realidad a la que tanto adultos como niños no estamos acostumbrados, por lo tanto es común que nuestros niveles de ansiedad aumenten y más aún considerando el miedo generalizado por la pandemia, sin embargo, en el caso de los niño/as la ansiedad puede ser más difícil de detectar. La ansiedad puede manifestarse en forma de miedo o preocupación constante, también puede hacer que los niño/as se sientan irritables y enojados. Algunos niño/as también pueden experimentar problemas para dormir, además de síntomas físicos como cansancio, dolores de cabeza y dolores de estómago. Sin embargo algunos niño/as ansiosos no comunican sus emociones y es por ello que muchos síntomas pueden pasar desapercibidos.
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